¿Y si en vez de crear contenidos, colaboramos?

«La sociedad de propietarios, el hiperconsumo y el diseño de usar y tirar son insostenibles«, dice Esturifari en su artículo sobre el consumo colaborativo. Al que le sigue esta idea principal:

El libro «La malla» de Lisa Gansky explora los nuevos modelos de empresa conectadas que se basan en la oferta de servicios inmediatos y uso más que compra, de producto.

Consumocolaborativo.com explica en su Bienvenida: «Hoy en día los ciudadanos se están conectando para consumir, educarse, viajar, financiarse, etc. de manera conjunta y directa. El consumo colaborativo es el ejemplo más actual del valor que la web proporciona a los consumidores. Hasta la revista TIME lo ha incluido como una de las 10 ideas que van a cambiar el mundo.»

Alterconsumismo de El País nos revela que en Francia existen «miles de asociaciones privadas con el único objetivo de restaurar casas y castillos, de adecentar calles y de reconstruir murallas, de repintar puertas y de restaurar frescos. Lo hacen sin ayudas de las administraciones y sin esperar nada a cambio. Todo por el amor al país y al arte».

Economía colaborativa según Procomuns 2017

Para Procomuns, la economía colaborativa se basa en el intercambio entre pares a través de una plataforma digital. Muy diferente a la economía de plataformas, que es la más conocida por la gente en general dado el conflicto social que han generado: airbnb, uber…. En esta economía, hay un propietario o fundador que se beneficia económicamente del intercambio. Juntos están dando nombre a una nueva fase del capitalismo: el capitalismo de plataformas.

En la economía colaborativa, la plataforma es opensource, está gobernada por la comunidad de usuarios, el conocimiento se genera en abierto, y tiene una responsabilidad proporcional a su poder de negociación. Genera, diríamos, «un molde» a partir del cual cualquiera puede replicar esta plataforma a nivel local (o con otros objetivos). Timeoverflow.org es un buen ejemplo: un software libre, gratuito y colaborativo para crear un banco de tiempo.

La economía colaborativa también es una nueva base para plantear soluciones a clásicos retos: la precariedad, la economía del cuidado de las personas, el derecho a una vivienda y la exclusión social.

Consulta el Directorio de proyectos de economía colaborativa y de plataformas.

 

De contenidos a agentes de cambio

Y nosotros seguimos creando contenidos para que Mark Zuckerber se haga millonario. ¿Hasta cuando vamos a ser proveedores gratuitos de contenidos para plataformas privadas de publicación? Es hora de empezar a mutar. Y la economía colaborativa es el siguiente paso.

Un ecommerce, por ejemplo, podría conectar con los seguidores más activos o interesados en el sector, de las redes sociales, y crear una comunidad o un canal propio directo en el que intercambiar servicios y utilidad. O formar parte de plataformas colaborativas existentes, con vocación de ser útil o mejorar la experiencia de sus usuarios.

Lecuine.com, por ejemplo, podría tener algunos buenos utensilios de cocina en plataformas de préstamo de objetos personales para todos aquellos que necesiten un utensilio especializado o de alta gama para una comida especial. Y formar de paso sobre cómo se utiliza. Podría estar atento a los eventos gastronómicos más concurridos de Meetup u otras plataformas similares, y aportar sus utensilios para facilitar su organización y darlas a conocer a los asistentes. U ofrecer a precio promocional buenos utensilios a los hosts más visitados en plataformas para comer P2P, ayudándoles a ofrecer excelentes menús y divulgando con ello la calidad de sus ollas y sartenes.

Qué interesante iniciar un debate colaborativo en el sector del marketing digital y que empiecen a surgir las primeras iniciativas de agentes de cambio.

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